Desde mi más tierna infancia me he imaginado a los políticos como los ejecutivos y directivos que toman decisiones y que lideran esta gran empresa que es mi País. Unos ejecutivos y directivos donde el CEO es el presidente del gobierno, los ministros directores generales y el congreso algo así como una especie de “consejo de administración”… bueno y luego estamos nosotros, los que les elegimos y que en el fondo somos algo así como los dueños de la empresa que decidimos, aunque sólo sea cada 4 años, a quién ponemos de CEO, de director general o de manager.

En el mundo de la empresa cuando un directivo, un líder o un grupo de managers tiene que enfrentarse a un reto que se antoja complicado se puede recurrir al coaching. Y no se hace porque los coaches tengamos la solución a sus problemas, sino porque hemos aprendido a escuchar, a hacer preguntas que invitan a profundizar en uno mismo y a acompañar en un proceso de desarrollo profesional y personal que reducen el espacio que hay entre la persona que ahora se es y la persona que se desea o tiene que ser para alcanzar ese reto que se plantea.

Entiendo que los que hoy están ejerciendo cargos políticos y públicos puedan estar un poco desconcertados o desubicados con todo lo que está sucediendo ya que las proporciones del reto que tienen delante suya superan con creces a aquellas a las que creía que se enfrentarían cuando les eligieron como alcaldes, diputados, senadores, consejeros, ministros o presidente del gobierno o de los partidos del color que sean. 

Entiendo también que muchos profesionales, directivos, managers y CEO’s se encuentran en una situación muy parecida: la de liderar una empresa/negocio/proyecto/departamento que se enfrenta a un reto que no es para nada aquel que había asumido como suyo hace tan solo mes y medio. Nadie sabe cómo va a ser la vida cuando esto acabe ni cómo se va a comportar el mercado ni si el consumo va a recuperarse pronto o tarde, si nuestras necesidades o nuestras posibilidades tras esta etapa de confinamiento van a ser las mismas que teníamos antes de encerrarnos en casa.

Mi fe en el coaching es muy grande, y no es que quiera imponerle a nadie esta fe pero sí que voy a exponer alguna de las razones por las que creo que sería muy buena idea un proceso de coaching en estos momentos:

1. Es un proceso centrado en la solución y los resultados.

Sin ignorar el problema ni la realidad y sabiendo muy bien cuál es el punto de partida, el proceso se centra en avanzar hacia un resultado positivo y deseable. Vamos… lo que el coaching propone es que en vez de centrar los esfuerzos en hacer ver lo mal que están las cosas (que ya lo sabemos) o lo mal que lo ha hecho Fulanito o Menganito (el pasado no se puede cambiar y esto va especialmente por algunos políticos), se enfoque en trabajar hacia un objetivo concreto y positivo; un estado deseable. Cuanto más específico sea el reto que se plantea, ese lugar u objetivo al que se desea llegar, mucho mejor porque así se tendrá una dirección clara hacia dónde remar y empezar a dar pasos.

Cierto que partimos de un escenario de crisis, y además gorda; pero lo que se trata es de identificar el reto que se tiene por delante (que creo que más o menos todos lo tenemos claro) y fijar la atención en ello para empezar a dar pasos que te acerquen al resultado deseado.

2. Vas a tener un fan incondicional y muy probablemente tú también vas a ser tu fan.

Nuestro punto de partida como coaches es una fe ciega no sólo en el proceso, sino en el hecho de que el coachee (nuestro cliente) tiene todos los recursos para conseguir el reto que se ha propuesto. Este ejercicio de confiar en que dentro de uno están los recursos se me antoja, en estos, momentos de lo más útil; porque independientemente de las ayudas externas con la que se cuentan, partir de esa premisa siempre ayuda a ver las cosas factibles.

3. Te ayuda a tomar responsabilidad en el sentido más puro de la palabra.

Con esto no me refiero específicamente a ese concepto que tanto gusta a la clase política, el de la “depuración de responsabilidades». En este viaje del  coaching no se trata de buscar culpables en el pasado, ni de tirar balones fuera y echarle la culpa a otros. Se trata de asumir la responsabilidad por lo que tú quieres lograr (el reto) y empezar a pensar en cómo tenemos (perdón por la expresión) que empezar a mover el culo para conseguirlo.…. Estos días estamos viendo ejemplos brillantes en ese sentido, pongamos el ejemplo de los «makers» de la impresión en 3D. ¿No hay pantallas protectoras?…. oye pues mira, las hacemos y si no lleva el sello de homologación menos da una piedra; el caso es que sirvan…. En las crisis, además de ser creativos a veces hay que ser un poco rebeldes y algo laxos con lo establecido para empezar a mirar de lleno a un propósito mayor y más urgente.

4. El propio proceso te conecta con lo emergente

Este es un tema de lo más interesante en un momento tan volátil como el que estamos viviendo. Si tu estrategia no sirve porque el futuro emergente exige otro tipo de actuación o respuesta (lo sabrás pronto porque tienes mecanismos de medición de éxito), al estar hablando de un proceso 100% centrado en la solución; corregir el rumbo va a ser un ejercicio realmente ágil. Te resultará muy fácil soltar aquello que no funciona porque tu foco y tu atención van a estar simplemente en la solución. Vamos, que aprenderás a pasar página muy fácilmente y por consiguiente también te va a resultar más fácil permitir que otros pasen página sin dedicar esfuerzos ni energías a seguir haciendo leña de árboles caídos.

5. Empezarás a ver los errores como aprendizajes

Al hilo de lo que le comentaba antes de pasar página, empezarás a mirar tus fallos con otros ojos y como algo qué puede suceder en el proceso de aprendizaje y de crecimiento. Si fallas no es que hayas fracasado estrepitosamente sino que simplemente lo que has intentado, no ha funcionado. Has adquirido una experiencia y un aprendizaje, aumentando tu nivel de conciencia en relación a la solución…. Ten en cuenta que nadie ha nacido aprendido…. de hecho todos hemos necesitado un proceso de aprendizaje hasta comenzar a hacer algo tan sencillo como andar. Como consecuencia de esto también se debería empezar a ver el error de los «adversarios» con otros ojos y no como motivos para someterles a un constante juicio sumarísimo.

Ten en cuenta que quedarse regodeándose en el error en situaciones en las que lo que prima es conseguir el objetivo lo antes posible (como este caso), es una pérdida de energía y de tiempo que debería utilizarse en enfocarse de nuevo en vías alternativas que te acerquen al éxito y a la consecución del reto que se tiene por delante. Por supuesto esto no quiere decir que no mires hacia lo que ha fallado, sino que mires a ello con la intención de sacar un aprendizaje que sirva para alcanzar el propósito final

6. Podrás acceder a perspectivas (y soluciones) hasta entonces desconocidas e implanteables.

En un proceso de coaching tendrás la oportunidad de revisar los juicios y creencias que en estos momentos están condicionando tu realidad y puede que hasta limitándola. Te pongo un ejemplo, imagínese que tiene un vecino y siempre has pensado que es un tacaño, huraño y egoísta…. Es domingo por la noche y no tienes sal. Si crees firmemente que tu único vecino es un tacaño, huraño y egoísta, acabarás tomando una cena sosa. Si sin embargo revisas tus juicios y creencias y te abres a la oportunidad de que tu vecino no sea como crees que es; cabe la posibilidad de que acabes pidiéndole un poco de de sal y termines cenando una maravillosa tortilla sabrosamente sazonada.…. Aunque la sal sea del vecino, abrir la posibilidad a otro punto de vista te permite acceder al recurso de “pedir” en esa situación.

7. Tendrás un plan

Una de las cosas más maravillosas del coaching es que, más allá del hecho de que hagas un importante ejercicio de indagación, saldrás de la sesión con un plan de acción y un compromiso para llevarlo a cabo que te permitirá avanzar hacia su objetivo…. No se quedará la cosa en un ppt ni en el mundo de las ideas, porque el coaching es acción y concreción. En estos momentos esta capacidad de acción es algo realmente muy tranquilizador y esperanzador. El hecho de sentir que somos capaces de hacer algo y de empezar a moverse y hacer algo nos lleva al espacio de la responsabilidad y nos saca del rol de «víctimas».

8. Independientemente del resultado saldrás siendo una mejor versión de ti mismo

Esta es quizás una de las facetas más especiales del coaching. Lo importante es el aprendizaje y el camino recorrido. Hay una frase preciosa de Talane Miedaner   que dice “El coaching cubre el vacío existente entre lo que eres ahora y lo que deseas ser”. Y no me cabe ninguna duda de que la situación a la que nos enfrentamos está pidiendo a gritos de todos una versión mejorada de nosotros mismos.

Estas son mis razones. por la que creo que el coaching, ahora, es una buena herramienta para afrontar esta crisis. Pero más allá de si se lleva a cabo un proceso de coaching o no, sería bueno que al menos nos hicieramos las siguientes preguntas

¿Quiero estar de enfocado en el problema o en la solución?… y si decides estar enfocado en la solución puedes empezar a preguntarte ¿Qué puedo hacer, o dejar de hacer para formar parte de la solución?… porque hay muchas más formas de las que imaginas de empezar a ser parte de esa solución.

Que estés bien y que seas feliz!.